¿Te ha pasado alguna vez que te sientes triste sin ninguna razón?

En esta página te explico por qué ocurre esto y cómo puedes aprender a sentirte feliz y plena todos los días (bueno, o casi todos).

Quédate que te cuento…

Puede que te sientas sola aun estando acompañada.

Que lleves una temporada en la que te sientes triste sin motivo aparente.

No te apetece hacer nada, más que estar tumbada en el sofa.

Y solo quieres que te dejen en paz.

La verdad es que hay muchas personas que luchan con la tristeza y la falta de propósito en su vida diaria.

Pero no tiene que ser así.

Encontrar significado y propósito en tu vida, superar la tristeza existencial y encontrar esperanza en medio de la oscuridad, es posible.

Y lo sé porque yo misma lo he logrado.

En mi newsletter te cuento mis altibajos en este proceso, y te voy a contar cómo tú también
puedes conseguirlo

¡Te estoy esperando!

Yo misma pasé por un momento difícil en mi vida en el que me sentía triste y sin rumbo.

Fue justo cuando mi padre murió.

Me llevé un batacazo tremendo.

Perdí el interés en las cosas que solía disfrutar… solo me apetecía estar en casa sin parar de llorar.

De la noche a la mañana, mi vida ya no tenía sentido. Y no sabía qué hacer para cambiar mi situación.

Pasé dos años (que se dice pronto), en esta situación.

Dos años de sufrimiento.

Y lo peor de todo, es que ni siquiera sabía lo que me pasaba.

Entonces, me encontré con una amiga por la calle, y no sé qué me dio en ese momento…

Que sentí el impulso de sincerarme con ella y contarle lo que me estaba pasando.

Después de charlar un rato, me pasó el teléfono de una terapeuta que pensó que podía ayudarme.

Fue ahí cuando empezó mi proceso de transformación.

Sí, ya sé que esto te lo dicen todos, pero realmente, no hay una mejor forma de describir el cambio que ha dado mi vida.

Lo primero que hice fue empezar a apagar esos fuegos que me llevaban por la calle de la amargura.

Esos problemas que se repetían una y otra vez y no lograba solucionar.

En mi caso lo que más me atormentaba eran las peleas con mi suegra, con mi marido, con mis hermanas… con todo el mundo, vaya.

Porque en aquel entonces creía que todos estaban en contra de mí.

Durante mis sesiones de terapia, descubrí que había estado reprimiendo algunas emociones y que eso me estaba impidiendo avanzar. Con la ayuda de mi terapeuta, aprendí a procesar y liberar esas emociones, lo que me ayudó a sentirme más ligera y libre.

Una vez solucionados la mayoría de los problemas que tenía con los demás, se abrió un espacio para poder empezar a ocuparme de mí misma.

Y muy rápido comencé a ver cambios significativos en mi vida.

Me sentí más alegre y motivada, y comencé a disfrutar de las cosas que antes no me interesaban, como salir a pasear, disfrutar de la compañía de mi marido y mi hijo o hacer las compras semanales.

Dejé de ser un robot autómata que solo hacía las cosas por mera supervivencia, para vivir mi vida estando presente en ella.

Sé que mi experiencia puede ser diferente a la de otras personas, pero estoy convencida de que esta terapia puede ser una herramienta poderosa para ayudarte a transformar su tristeza y desánimo en alegría de vivir.

En mi newsletter te cuento más sobre mis experiencias en esto de lograr ser feliz,
y que puede, que a ti también te ayuden.

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