Ayer estaba paseando con mi hija, que volvió de sus vacaciones en Málaga, y me contó algunas cosas.
Resulta que ha estado en la misma finca en la que estuvo hace 2 veranos como voluntaria, es decir, comida y alojamiento a cambio de ayudar 4 horas al día en los menesteres cotidianos del hotelito pequeñito.
El dueño y mi hija hicieron amistad entonces y el dueño la había invitado este verano a que estuviera los días que quisiera, en modo amiga, no en modo voluntaria.
De las cosas que me ha contado mi hija, hay dos que me han hecho gracia.
Un día estaba el dueño del hotelito cocinando albóndigas para cenar. Como, por lo visto, es un exagerado para eso de la comida, cocinó como 75 albóndigas para 4 personas.
Y con eso de que:
si una cerveza por aquí,
que si una conversación por allá,
que si otra cerveza trakatrá…
el caso es que el hombre se despistó
y se le quemaron las albóndigas.
Y otro amigo que también estaba invitado, y que es muy ocurrente, dijo entonces:
¡Vaya… esta noche cenaremos carbóndigas!
¡Ja ja ja… qué bueno!!
También me ha contado mi hija otra anécdota:
Resulta que un día se les ocurrió hacer un viaje en coche a mi hija y a ese amigo tan ocurrente.
Como hacía calor, se les ocurrió poner en el congelador un tetrabrick de zumo de piña, la noche anterior.
El caso es que se les olvidó sacar el tetrabrick del congelador unas horas antes de salir de viaje y, claro, lo que tenían era un bloque de hielo.
Y entonces, al amigo ocurrente, recurrente, se le ocurrió decir:
¡Vaya… en vez de zumo de piña, tenemos piñhielo!
¡Ja ja ja!
Así que, si tienes la sospecha
de que te estés despistando
con otro tipo de cosas,
en vez de enfocarte en aprender las claves
para vivir bien este momento
de tanto Cambio y Transformación humana
para que no se queme tu vida,
entonces tengo un Viaje para ti
hacia Espíritu en Acción,
https://escueladevidaintegral.org
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